Las cigueñas buscan el sur
A final de octubre las cigueñas buscan tierras cálidas. Parejas de
Ciconia ciconia, inician sus migraciones desde Europa hacia
África. Buscan el sur. En su viaje, Andalucía es paso obligado, un
territorio en el que, a veces, se quedan a pasar el invierno.

Translated
by
FELIPE BENAVIDES
Order:Ciconiiformes
Family: Ciconidae
Ciconia ciconia (Linnaeus, 1758)
White Stork / Cigüeña blanca; Cigüeña común
Maximum size: Their beak may reach 16 to 25 cm of length.
Their wing-span:155 cm. and 215 cm. They may weigh between
2.8 and 4.4 kg.
Habitat
They are one of the largest waders. They differ from other
big, white birds in their robust, long and red beaks, as
well as their legs. Theirwings have black spots on
them. Males may weigh as much as 10 per cent more than
females and their beaks are bigger.
They can be seen in an irregular way, scattered all over the
Iberian Peninsula, particularly in the centre and the
south-west, although theyare also regular visitors of the
wetlands in the south-east, and a common sight even in the
north-east, particularly in Navarra and Aragón.
In Doñana, they are particularly abundant in the Coto del
Rey, making their nests in paddy-fields and inland lagoons.
Volver a Español

Ciconia nigra (Cigueña negra) .
(ficha, fotos y datos)
Más pequeña, más airosa y mucho más rara que la blanca.
Solitaria y alejada del hombre.
ESPAÑA ES EL PAÍS DE LA UE CON MÁS CIGÜEÑAS
Alrededor de 25.000 parejas, de las que un 70% ya había regresado
a sus nidos a finales de diciembre, cuando habitualmente pueden
verse por San Blas ( 3 de febrero)
Según Ángel Gómez Manzaneque, de la Sociedad Española de
Ornitología (SEO), Alemania y los países del Báltico tienen muchas
cigüeñas pero el total «nunca es comparable» con España; Francia
tiene «tan sólo» mil nidos; Suiza alberga una población pequeña y
Holanda, Bélgica e Italia prácticamente no poseen nidos de este
ave zancuda. La abundancia de comida que proporcionan los
vertederos y un clima más cálido son otros factores que han
contribuido al aumento del número de cigüeñas y a que cada vez
emigren menos, explicó Gómez Manzaneque.
Desde el final del siglo XX, la población de cigüeñas crece
anualmente entre un 7% y un 12% y las mayores concentraciones se
dan en las provincias de Cáceres y Badajoz seguidas de Salamanca,
Segovia, Madrid, Palencia y Cádiz, según el experto de la SEO.
Ezequiel Martínez, ornitólogo experto en estas aves, indicó que
alrededor del 30% de las cigüeñas que habitan en España no emigran
a África durante el invierno. Estas aves, según este ornitólogo
que lleva 20 años estudiando a las cigüeñas, no se deciden a
emigrar o hacen «falsas migraciones» hacia el sur peninsular
porque el clima es «más suave» y pueden obtener alimento de
arrozales y, sobre todo, de vertederos.
Para Martínez, el aumento de la población de cigüeñas es debido al
alimento, a la concienciación de las empresas eléctricas que
instalan en los tendidos sistemas de protección para que las aves
no se electrocuten, a la atención que la Administración ha puesto
en estas aves y a que los grupos ecologistas y sociales han hecho
un gran esfuerzo.
LAS CIGÜEÑAS QUE VINIERON DE
ALEMANIA
Especialistas del CREA de Granada, logran recuperar tres
ejemplares que habían caído en su largo periplo hacia África
Cansadas, heridas y afectadas por desnutrición, fueron encontradas
en la costa de Granada y en Alhama
Por Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle / Ideal y Waste
Magazine

Reportaje publicado en IDEAL
6-11-2012
Había recorrido más de 2.700 kilómetros, estaba exhausta y aún le
quedaban muchas horas de vuelo hasta llegar a su destino en África
central. Al llegar a la costa de Motril, no pudo más y cayó al
mar. Era un ejemplar de cigüeña blanca (Ciconia ciconia) que se
encontraba en pleno viaje migratorio para pasar el
invierno en tierras más cálidas. Tuvo la suerte de ser avistada
por varias personas que avisaron a los responsables de la Charca
de Suárez. «Fuimos de inmediato y vimos como estaba en el agua,
sin posibilidades de levantar el vuelo», dice el inspector de
Medio Ambiente del Ayuntamiento de Motril y responsable de la
Charca, José Larios, que junto a un voluntario lograron sacarla
del agua. «La llevamos a la Charca donde la tuvimos hasta que
llegaron los especialistas del Centro de Recuperación de Especies
Amenazadas (CREA), que se la llevaron para intentar salvarla»,
dice José Larios.
Cuidados
La cigüeña estaba herida, tenía problemas en un ala, además de
síntomas claros de agotamiento. «En el CREA la cuidaron
durante días hasta que se constató que podría valerse por sí
misma» dice el responsable del departamento de Fauna y Flora de la
Junta de Andalucía en Granada, José María Irurita.
Este ejemplar de cigüeña blanca llevaba una anilla que aportó los
datos necesarios para conocer su evolución y su procedencia.
«Vinos que venía de Alemania, pero es lo habitual desde el final
del verano y el inicio del otoño, porque esta especie realiza su
migración para invernar en el continente africano», dice Irurita.
No estuvo sola. A los pocos días de ser encontrada y trasladada a
las instalaciones del CREA, otra cigüeña era localizada en el
municipio de Alhama de Granada. Los agentes de Medio Ambiente la
trasladaron al centro de recuperación. Tenía una pata herida y la
inflamación, agravada por la anilla metálica de identificación, le
impedía volar. «Lo normal es que hubiesen muerto, pero en estos
casos fueron localizados y pudimos ayudarles a recuperarse y que
reemprendiesen su viaje migratorio», comenta José María Irurita,
que señala que este ejemplar también procedía de Alemania.
Y ha habido una tercera. Se le encontró también en la localidad de
Alhama de Granada y posiblemente volaría junto a la anterior. En
este caso no estaba herida, pero sí padecía problemas de
desnutrición y agotamiento.
En la Charca
En los tres casos, las cigüeñas fueron liberadas en el humedal de
la Charca de Suárez, un lugar donde se dan las condiciones
ambientales necesarias para que estas especies puedan encontrarse
bien y retomar su vida en libertad.
«Han estado aquí durante días, incluso desaparecían y cuando
creíamos que ya se habían marchado, volvían», comenta José
Larios, para quien resultaba especialmente gratificante que
dos de las cigüeñas se interesasen en el gran nido que habían
construido para atraer a aves rapaces. «No sería normal que
se instalasen aquí y nidificaran en esta zona. No hay referencias
de algo así en los últimos setenta años», dice.
En las últimas semanas también se ha visto volar sobre las lagunas
de la Charca de Suárez algunos ejemplares de cigüeña negra
(Ciconia nigra), una especie protegida por estar en peligro de
extinción y que no gusta de la cercanía con el hombre.
POR SAN BLAS, LA CIGÜEÑA VERÁS
Si no la vieres, año de nieves"
EFE/IDEAL
Cigüeñas domésticas
Cerca de 120 parejas de cigüeñas anidan en la localidad. riojana
de Alfaro. Álava y Navarra también. cuentan con colonias
permanentes
JULIÁN MÉNDEZ //FOTOS: BERNARDO CORRAL / ALFARO

ALFARO, una población riojana de 9.500 almas, es famosa por sus
verduras, por sus partos múltiples (hay más de cien parejas de
gemelos y hasta unas cuatrillizas) y por los vinos de autor que
prepara Álvaro Palacios en estos pagos. Alfaro es también uno de
esos sitios en los que, todavía y por respeto, se apagan las luces
de los comercios y de las cafeterías al paso de un entierro, una
localidad donde todos se dan los buenos días por la calle,
levantándose por un instante las bufandas con que cubren sus caras
del frío viento del Norte. Y si uno mira al cielo encontrará el
otro gran motivo de orgullo de estas gentes: las cigüeñas.
Al caer del día aparecen desde todas las direcciones. Algunas
planean, otras permanecen como detenidas en el cristal de la
tarde, mirándolo todo. Luego calculan la aproximación al nido,
pliegan sus alas y descienden con precisión de acróbata sobre los
amontonamientos de ramas grises por entre las que se cuelan los
domésticos gorriones.
En la Colegiata de San Miguel, un enorme edificio del Barroco
aragonés hecho en ladrillo rojo, hay ya decenas de nidos en los
que descansan, copulan o se saludan las parejas entrechocando los
picos. Cinco de ellos, cenicientos y gigantes, coronan la cúpula
de cubierta de media naranja de esta Colegiata que dependía de la
diócesis de Tarazona. En Alfaro -como en muchos otros lugares-, el
dicho Por San Blas, la cigüeña verás se ha quedado viejo.
Muy madrugadoras
Aquí las primeras cigüeñas llegaron a finales de noviembre. Hace
semanas que los ultramarinos venden los roscos anisados que,
antes, festejaban la arribada de estas aves el 3 de febrero, como
un anuncio de la primavera. «Es cierto, en los últimos años se
están acortando los periodos de migración de las cigüeñas. Antes
emigraban en invierno a África. Ahora retrasan la partida y
vuelven antes. Y muchas parejas se quedan todo el año en el Sur de
la Península», explica José Aguirre, el biólogo navarro
responsable del Departamento de Conservación de la Sociedad
Española de Ornitología (SEO). Un ejemplo sería la población
permanente de Malpartida de Cáceres, el enclave español con mayor
presencia de estas aves, o las colonias de Doñana.
La bonanza de los últimos inviernos, el buen trato y la abundancia
de alimento han llevado a estas aves a evitar el engorro de las
migraciones. También, según resalta Aguirre, se produce un hecho
curioso. Las parejas habituales de una comarca emigran hacia el
Sur, a la búsqueda del buen tiempo. Sus nidos, ahora vacíos, son
ocupados por parejas llegadas del Norte. «Y como todas son
iguales, parece que no se marchan nunca», apunta Aguirre.
Las guías de aves señalan todavía que las cigüeñas emigran en
invierno hacia el sur del Sáhara, al Sahel. Para llegar allí hay
dos grandes caminos. Las cigüeñas que viven al Oeste del Danubio
atraviesan el Mediterráneo por el Estrecho de Gibraltar, formando
espectaculares bandadas en Tarifa. Las del este (sólo en Polonia
hay unas 31.000 parejas) pasan a África por el Bósforo o por el
Estrecho de Mesina.
«Han roto las reglas»
Las de Alfaro siguen emigrando. Pero las parejas de Legutiano,
Zambrana o Gamarra, en Álava, -y otras del sur de Navarra- son
cigüeñas domésticas.
Los vecinos de Alfaro están habituados a verlas en la iglesia de
San Francisco, en la del Burgo o en la Inmaculada Concepción. Las
observan mientras se alimentan en el río Alhama o en la
hermosísima reserva natural de los Sotos del Ebro. «Estos últimos
años han roto todas las reglas. Vuelven en noviembre y tienen sus
polluelos en febrero», resume María Milagro, responsable de la
Oficina de Turismo de la localidad que ha hecho de esta zancuda su
símbolo. «Cada día vienen más y más pronto», apunta Luisa Capitán.
José Sáenz Gil, 83 años cumplidos, se orea al sol del mediodía en
la Plaza de la Esperanza, a espaldas del Mirador de las Cigüeñas,
desde donde se ven decenas de poblados nidos. En el suelo se
encuentran ramas, regueros de excrementos... Y aunque hay quejas
(ha habido que cerrar ventanas de la Colegiata y retirar algunos
nidos ante el temor de que se desplomen), las gentes de Alfaro se
muestran satisfechas con sus vecinas volanderas. Es más, las miman
como benefactoras de la agricultura y del turismo. «Son buenas
para el campo. ¿No ve que se comen culebras, sapos, pesca y
madillas? No hacen estragos, no. Hacen limpieza», explica José
Sáenz. «La única dificultad que tienen son los nidos. El año
pasado se cayó uno de un pilar y escachó todo el techo de un
coche. Y cagan cosa mala... Como están todo el día con el culo
fuera », ríe el jubilado de la gorrilla de lana verde. «¿Sabe?
-dice el hombre-, me gusta el ruido que hacen, el cascanteo ...
Cada día hay más. Se conoce que estos bichos son como las
personas. Donde les va bien, vuelven. Y como no se les ha
martirizado, pues aquí están».
El guano corrosivo
Nacho Bea y Carlos Arbizu, dos chavales camino de las clases de
inglés, se paran a mirar el planeo de las aves. Un macho expulsa a
un intruso de su nido en una breve pelea. «Cuando hicimos el
peregrinaje de Alfaro en clase, María Milagro nos llevó a ver las
cigüeñas», recuerda Arbizu.
En Alfaro hay unas 120 parejas. De ellas dicen que son muy
cabezonas: «tercas a más no poder», apunta la responsable de
Turismo. Ya les pueden cegar una ventana o ponerles tela metálica
para evitar que aniden, que si ellas se empeñan acabarán por abrir
cristales o por plantar su armazón de ramas donde quieran. «Y el
guano es muy corrosivo», dice Milagro.
A su hora, la campana María corta el aire con sus sonidos de
bronce. Pero las cigüeñas ni pestañean.
«Deben de estar acostumbradas desde el huevo», aventura María
Milagro. Y eso que de la campana María dicen en estas tierras que
era tan potente que hasta rompía cristales. Tuvieron que hacerle
una muesca en el bronce («un casco») para reducir su resonancia y
aliviar estragos.
En los nidos enormes, las cigüeñas cortejan a sus parejas, atusan
sus plumas, intercambian arrumacos con el pico... Son el orgullo
de Alfaro.
Ciconia ciconia . Entre 100 y 110 centímetros de envergadura. A
menudo se la observa en grupos.
Alimentación: Humedales, lagunas, charcas, orillas de los ríos.
También en pastizales, dehesas y zonas de cultivo. Se adapta a
comer en vertederos urbanos. Se alimenta de saltamontes,
lombrices, ranas, peces, reptiles, topillos... En vertederos, las
gomas elásticas -que confunden con gusanos- causan estragos entre
los polluelos. En 2002, dos de cada tres polluelos censados en
Alcalá de Henares murieron por esta causa, según la SEO.
La mayoría emigra, aunque hay muchos ejemplares invernantes, sobre
todo en las marismas del Sur. Después de un gran declive de
población, aumento del censo: más de 17.000 parejas (7.500 en
Extremadura y 5.000 en Castilla y León). Para emigrar se
concentran en el Estrecho.
Es una especie considerada todavía como vulnerable.
Puesta: De 4 a 6 huevos blancos, un poco mayores que los de
gallina. Incuban de 32 a 35 días. Nacen de 2 a 4 polluelos. Pasan
entre 55 y 58 días en el nido, hasta que aprenden a volar. Los
jóvenes se agrupan para emigrar. Los polluelos no se aparean hasta
los 2 ó 3 años de edad.
Nidos: Hechos con ramas, limo, plásticos. Pesan
de 500 a 600 kilos. Los hacen sobre postes de luz, tejados o
torres de alta tensión. Accidentes por electrocución. Causan
problemas por caídas de tensión eléctrica y cortocircuitos.
Vida: De media, entre 16 y 18 años. El récord
está en un ejemplar anillado en Sudáfrica, con 24 años.
Fidelidad: Las cigüeñas, en general, se mantienen
fieles toda su vida a su pareja y ocupan siempre el mismo nido.
Crotoreo: El sonido característico que producen
con sus picos. Es una muestra de identidad sexual y de fijación de
la pareja. En Extremadura se dice que «están haciendo el
gazpacho». En La Rioja, que «majan los ajos». I
Temas relacionados

GUÍA
DE AVES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA
Copyright
© Waste magazine
Anillado de aves Estación
Ornitológica de Padul
Observación de aves
Zonas
humedas Andalucia